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das Mystische 2.1

Maratón Man

Maratón Man En el fondo, nuestros más eminentes bomberos tienen alma insurrecta de incendiarios. Bien es cierto que, a pesar de las apariencias, el negocio mercantil siempre es el negocio, pero anteponer el marketing al rigor documentado, asumir este riesgo, es como nombrar a la bicha en el peor de los momentos. Basta con observar la lucha denodada por el poder en todas las cabeceras informativas, esa guerra quejumbrosa de gallos desmelenados en supuesta posesión de la verdad absoluta, esa amenaza constante donde nosotros terminamos por aparecer como las verdaderas víctimas. En cambio, la jubilación forzosa o voluntaria invita a trabajar muy concentrado; a pasear por Washington una noche de septiembre a la luz de una luna de plomo, descifrando crucigramas, o a teorizar, desde la última página del diario, sobre el poder curativo de las piedras. Al fin y al cabo, como diríamos acaso si alguien nos preguntara, la realpolitik era esto. La teoría de la realpolitk jubilada aparece ante nosotros protegida por cierto desconcierto new age, por una constante revisión de la historia y un importante grupo de alucinadas peroratas; es decir, potenciada por un conjunto de conservantes y colorantes para un proceso final de alimentación fraudulenta. En el menú, el buen talante humanista se sirve a los postres con el trabajo sucio recién terminado, y los astilleros, ya calcinados, a pesar de los guiños y de las promesas, a un paso de cumplir la anunciada caducidad de su propia fecha. La compañía telefónica de turno me estafa nuevamente (¡quince días sin línea telefónica!), como no podía ser menos, y sólo me queda el consuelo de sentir el placer, ahora encarecido, de una lucha virtual contra nadie y contra nada; o eso, o correr la maratón de los mortales y endurecer el espíritu con marcado acento espartano. No estar de nuevo (es decir: aprovechar la más mínima ocasión para salir corriendo) se nos presenta como una urgencia demasiadas veces postergada. ¡El deporte, al fin y al cabo, dirán algunos, es el deporte! En realidad, yo sé que se trata tan sólo de obsesiones, pero evitarlas me resulta tan difícil como evitar cambiar en el dial la voz post-prehistórica de Eduardo. Finalmente, la teoría de la realpolitik jubilada aparenta soluciones ventajosas para corazones viejos: cada loco –es un decir- con su espacio de poder y con su tema; o bien: dime qué fanatismo profesas y te diré quién eres; o no te lo diré ¡quién sabe!

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, el self made man ex-number one pretende hacernos creer que fue Tariq el verdadero descubridor de America, nombrando sin pudor a la bicha ante un auditorio entregado, y desenterrando una teoría de la cuestión esencialista tan inoportuna como injustificada. Antonio Elorza, por ejemplo, le dedica unas líneas (a él, y al buen talante humanista) en La espada de Tariq, recordándonos de paso que no es oro todo lo que reluce y que las apuestas equivocadas conducen, irremediablemente, a callejones sin salida.

El círculo se cierra: los de Al Qaeda reivindican la invasión de hace trece siglos y Aznar cree que es lo mismo Al Qaeda que aquella empresa victoriosa. Los primeros están en su papel y, tristemente, Aznar está en el suyo de elaborar un discurso maníqueo y primario.

Y, más adelante:

Por lo mismo, resulta indispensable buscar una tajante alternativa, basada en el replanteamiento de las relaciones con el mundo musulmán, si no en el sentido de una idealizada alianza, por lo menos buscando un acercamiento y una comprensión recíproca que rectifique los desastres de Palestina e Irak. El diálogo de las culturas y una política de justicia en las relaciones políticas y económicas constituyen las premisas para corregir una trayectoria cargada de errores.

De vez en cuando, además, y algo más tarde, para proteger las constantes vitáles de la crítica, unas gotas de filosofía inmunológica. Peter Sloterdijk, en Extrañamiento del mundo:

Rodeada de profetas, adivinos y pregoneros de toda calaña, la filosofía, nolens volens, se convierte en una escuela de expertos en "fanatismo comparado".

El filósofo alemán cita a su vez al escritor judío Amos Oz, que sufre en su propia carne las consecuencias del juego de los fanatismos enfrentados.

(Para más información: Mary Kaldor: Terrorismo Global. Mary Kaldor es directora del programa de Global Governance en London School of Economics and Political Science.)

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